martes, 27 de mayo de 2008

Otras voces acerca de la globalización

(Fragmento de la entrevista al sociólogo Xavier Bonal, realizada por Eduardo E. Domenech. Astrolabio nº I, CEA, 2006)

¿De qué hablamos cuando hablamos de globalización?

Esta es una cuestión muy controvertida y ambigua que ocupa una buena parte de la literatura actual en ciencias sociales. Yo me baso fundamentalmente en las tesis de (Manuel) Castells, creo que son bastante ilustrativas para identificar un tipo de revolución tecnológica que tiene lugar a lo largo de los últimos 20 o 30 años y que implica transformaciones muy importantes tanto en el terreno tecnológico, de las tecnologías de la comunicación y de la información, como en aspectos productivos, en relación con la aplicación de conocimiento y tecnología en los terrenos productivos. Lo más significativo para mí es la transformación en cuanto a la posibilidad de producir en tiempo real. El conocimiento, la información, se convierten en inputs absolutamente centrales en el proceso productivo y permiten la compresión del tiempo y del espacio. La producción de bienes y servicios, de este modo, puede funcionar en tiempo real, gracias a que el mundo está interconectado a través de redes. Ello ha tenido y está teniendo implicaciones económicas, políticas y sociales de gran alcance.

¿Cuál es la importancia que tiene el estudio de la globalización como fenómeno económico, sociopolítico y cultural?

Esta es una cuestión amplísima. En el sistema económico lo que ha permitido es evidentemente la velocidad en las transacciones, tanto en el terreno financiero como en las propias posibilidades de intercambio de bienes y servicios, la movilidad del capital ha tenido una importancia clave. En este sentido, se alteran las relaciones económicas a escala internacional. La ventaja competitiva entre países se fundamenta más que nunca en la ventaja tecnológica y en la capacidad de innovación. Asimismo, en el terreno político-social, relacionado con el terreno económico inevitablemente, lo que se produce son cambios en la regulación social y política asociada a las nuevas formas de acumulación. Los cambios van desde las características del contrato laboral, que se debilita como base fundamental para los derechos sociales hasta la generación de nuevas formas de pobreza, que no sustituyen a las “viejas” sino que se suman a ellas. La pobreza por exclusión social se escenifica en la falta de acceso a una información y una tecnología que son hoy claves para incorporarse al mundo del trabajo y de la vida cotidiana. Y en el terreno cultural, yo pondría énfasis especialmente en cómo la globalización produce híbridos culturales de algún modo. La idea de que las identidades son más versátiles porque no están sujetas al trabajo del Estado-nación y en cambio mucho más sujetas a la interacción entre la circulación global de mercancías culturales y su extensión en todo el planeta.

¿Cuál sería la relación entre globalización y neoliberalismo? ¿Son dos conceptos que deben entenderse por separado o van necesariamente de la mano?

La historia reciente nos demuestra que son términos indisociables, porque sólo conocemos la globalización neoliberal. Yo prefiero separar analíticamente los fenómenos tecnológicos y productivos que tienen lugar a nivel mundial del aspecto más ideológico de cómo es utilizada esa globalización. Evidentemente el propio cambio tecnológico no es un cambio neutral, la tecnología no es neutral, pero eso es muy distinto a decir que analíticamente no sea separable, porque si no fuera separable globalización de neoliberalismo no podríamos pensar en otra globalización, en que otra globalización y otro uso de la tecnología es posible, a pesar de los múltiples intereses que subyacen en la producción y en la orientación de una determinada tecnología. Por lo tanto, para mí analíticamente la separación tiene sentido. Otra cosa es que la realidad histórica nos invita a reconocer que la globalización que conocemos es sólo neoliberal, es decir, aprovechada por una agenda política y económica que beneficia al capital, no al trabajo, a fracciones de capital financiero especialmente y que han tendido a imponer una doctrina que reduce mucho la presencia del Estado, sobre todo en el terreno del gasto público y de las políticas sociales y ofrece más margen de maniobra al mercado.

Decía anteriormente que si globalización y neoliberalismo no fueran separables no se podría pensar en otra globalización. ¿Qué alternativas hay a la globalización neoliberal? ¿Cómo construir entonces esa otra globalización?

Yo creo que el mejor ejemplo de ello es Porto Alegre. La experiencia de Porto Alegre tanto a nivel local con el tema del presupuesto participativo, con la posibilidad de formas de democracia directa sobre la decisión política, la idea de que las políticas del Estado son de los ciudadanos y son los ciudadanos quienes deciden, etc... creo que es el mejor ejemplo. Y nos sirve tanto como foco de resistencia y también como campo base de experimentación de que otra globalización es posible. Tiene que haber formas de aprovechar el desarrollo tecnológico de otro modo. Yo confío en que las propias contradicciones de la extensión del modelo neoliberal llevarán a facilitar de algún modo que la gente se acerque a posiciones distintas. En América Latina Brasil es un referente, la victoria de Lula creo que abre una puerta de esperanza para otra globalización alternativa y para que la izquierda política sea capaz de rearticularse ante un modelo que es devorador.



F.G.B.

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