viernes, 16 de mayo de 2008

Discriminación sin fronteras

Hay un deporte que genera pasiones a nivel mundial como ninguno: el fútbol.

En los campeonatos surge un exacerbado nacionalismo y la xenofobia se multiplica.

En este contexto y en el ámbito de la provincia de Córdoba, hablar de opuestos futbolísticos nos remite a Talleres vs. Belgrano.

La comunidad de residentes bolivianos de Córdoba, aún no le perdona al ex intendente de la ciudad, Luis Juez, reconocido hincha de talleres, haber pretendido insultar al equipo de Belgrano llamando “bolivianos” a sus hinchas.

Según un estudio de especialistas de la Universidad Nacional de Córdoba, los extranjeros dejan pasar por alto la discriminación por temor a perder el trabajo o no poder insertarse entre los argentinos.

En el INADI, de 900 presentaciones anuales, sólo el 14 % son por causas de etnicidad.
Sin embargo la discriminación está presente cotidianamente en expresiones como “bolitas” y en “la negación del origen étnico” a decir del presidente de residentes bolivianos en Córdoba, Franz Prieto Terán.

En un reportaje en sosperiodista, destaca que sus compatriotas son detectados por su forma de hablar y por los rasgos físicos, y discriminados muchas veces por argentinos que fisonómicamente y paradójicamente son muy parecidos a ellos.

También la discriminación está dada en la especialización del trabajo: en la construcción, en las quintas, empleo doméstico o cortadero de ladrillos. En estas labores los bolivianos son explotados en carga horaria y en hacer trabajo pesado que los argentinos se niegan a realizar.

Esta situación se globaliza y se proyecta en otras latitudes con nuestros compatriotas.
¿Cuántos argentinos conocemos que en nuestro país jamás buscarían empleo como meseros o en obras de la construcción, y sí lo hacen en Estados Unidos o en España? ¿Y a ellos cómo los llamarán?

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